Post de prueba
Post de prueba de word!
Me parece que más de un par de palabras están a la orden luego de los recientes comentarios del gobernador de Texas, Rick Perry, en torno a una posible secesión de Texas a la Unión. El ahora famoso gobernador republicano ha dicho, textualmente:
”There’s a lot of different scenarios … We’ve got a great union. There’s absolutely no reason to dissolve it. But if Washington continues to thumb their nose at the American people, you know, who knows what might come out of that. But Texas is a very unique place, and we’re a pretty independent lot to boot.”
Como lo ha supuesto el lector precavido, esto ha sido enunciado justamente el día 15 de Abril, día que en USA se celebra “Tax Day”, o el día de los impuestos. El contexto es que un sinnúmero de “tea parties”, o fiestas del té, se celebraron ese día tratando explícitamente de establecer un deja vù a aquellas icónicas fiestas del té en Boston de 1776. Un par de puntos acuden a mi mente:
¿Cuál es la diferencia entre estos grupos y el fundamentalismo islámico?
Quizá uno debiera conformarse con la explicación de los medios informativos de USA: que el gobernador republicano de Texas tiene problemas de preferencia electoral y que, debido a ello, da esta clase de discursos como un llamamiento para su base electoral, con miras a cierta ganancia política. Esta no es, sin embargo, mi lectura. Lo que en verdad ocurre es, a mi parecer, mucho más profundo y preocupante:
En conclusión, el ambiente político en los EE. UU. parece estar más polarizado que nunca. La polarización es, paralelamente, tan real como aparente. Es aparente: el número de dichos “patriotas” de ultraderecha es ínfimo, mientras que la popularidad del presidente Obama es aun bastante alta. Es real: el gobernador de Texas tiene un apoyo de por lo menos el 25% en su visión secesionista. ¿Cómo es posible que un porcentaje tan pequeño del electorado posea una importancia tan elevada? Creo que es una muestra palpable de la descomposición en que se encuentran tanto la ultraderecha conservadora como el GOP (Grand Old Party, el Partido Republicano), pero dicho proceso es lo suficientemente complejo en sí mismo para merecer un post propio. ¡Intentaré escribirlo pronto!
Read more...Terminé de leer hace un par de minutos el artículo “Popping the Balloon Theory” en el número más reciente de Foreign Policy (haz click en el gráfico para leerlo), un artículo sobre la guerra contra las drogas escrito por Alma Guillermoprieto, una de las editoras seniors asociadas. Es un artículo inusualmente corto, comparado con lo que uno esperaría de FP, así que les invito a leerlo completo. Perdería el tiempo sintetizándolo pues es ya de por sí pequeño, pero creo que debo decir que me dejó bastante insatisfecho, por varios motivos: se trata casi de una reseña de lo obvio, hechos que muchos lectores informados conocemos de antemano. En mi caso, y desde luego no soy experto en el tema, ya conocía sus planteamientos generales. Que el tráfico de drogas es bastante rentable, y de allí sea casi imposible detenerlo, es algo que cualquier economista conoce, pues siempre que exista demanda se establecerá un mercado que cree la oferta. Que, como corolario, los esfuerzos para erradicarlo han sido infructuosos en los últimos 40 años, evidente. Que si se deja de cultivar en un país dicha superficie de cultivo reaparecerá en otro sitio, y que la producción se ha mantenido estable (es decir, la guerra contra el narcotráfico no ha sido efectiva) es casi un corolario del argumento inicial.
Lo único que parece rescatable del análisis es un tímido llamado “a la sabiduría” del presidente Obama para “cambiar la política”. De Facto, Guillermoprieto reconoce el derrumbe de las actuales políticas, aunque no tiene el valor de llamar a las alternativas por su nombre: Debemos abandonar la penalización del tráfico de drogas.
Me parecerá sorprendente que a alguien le resulte sorprendente. Es la conclusión más evidente detrás de cúmulos de experiencia, un iceberg que solo un ciego instalado en la cubierta del Titanic no alcanzaría a percibir. Antes de continuar debo de responder a la retórica más evidente que cualquier lector descuidado me cuestionará. Sí, usé drogas en un par de ocasiones cuando era joven, fue algo nuevo y divertido que tenía que hacer para satisfacer mi curiosidad, me aburrió al poco tiempo y seguí con mi vida como uno sigue después de comer mariscos contaminados y del subsecuente dolor de estómago.
Se me ocurren toda una serie de objeciones a lo que diré a continuación, todas ellas no relacionadas con la lógica de la argumentación. Mucha gente ha sufrido como consecuencia de las drogas, y muchas personas podrán decir que no tengo ni idea de lo que hablo hasta haberlo sufrido en carne propia. No es mi intención promover el uso de las drogas. Pero en verdad concuerdo con Guillermoprieto en que necesitamos un cambio de política. Pero, a diferencia de ella, yo escribo en un blog que nadie lee, no en Foreign Policy, así que no tengo la timidez para decir lo obvio: Debemos legalizar las drogas.
¿Porqué? En primer lugar todo evidencia que es una guerra que jamás ganaremos. La experiencia histórica es que siempre que exista una demanda para algo, surgirá alguien dispuesto a proporcionarla. Nos hemos enfrascado en una guerra larga, sangrienta y costosísima que pretende denegar un principio económico fundamental. Pero los principios son precisamente tan fuertes porque no vale la pena negarlos, como no vale la pena a menos que seas un esquizofrénico (o Andrés Manuel López Obrador) negar a las doce del día que es de día, y que en realidad es de noche, o que la luna es un queso.
Por lo tanto, la legalización de las drogas no aumentará su consumo. Mientras que algún curioso intentará consumirlas debido al atractivo que su disponibilidad suponga, otros más dejarán de consumirla precisamente por el mismo hecho, porque al dejar de ser prohibida perderá algo de su encanto. Los consumidores habituales no pueden incrementar más allá de cierta cuota su consumo, y si lo hicieran el mercado en su conjunto perderá permanentemente a un consumidor, lo que reducirá la demanda global. Esto implica que quienes han decidido consumir drogas lo harán independientemente de si estas son legales o ilegales. La demanda es, por así decirlo, terrible inelástica frente a precio y a disponibilidad. Y la experiencia histórica de las prohibiciones al alcohol en los Estados Unidos durante los años 1920's debería servir como precedente para demostrar que dicha políticas es ineficiente.
El otro argumento que me parece evidente es el alto costo de luchar contra el narco, en términos económicos y humanos. En términos económicos, mi parecer es que dicho dinero está siendo tirado a la basura, porque todo evidencia que la producción se ha mantenido constante. Así que sería mucho mejor destinar dichas platas a programas de prevención y educación de nuevos consumos. El gobierno de los Estados Unidos gasta miles de millones de dólares en su lucha contra el narcotráfico mientras su país ocupa una vergonzosa y protagónica posición por el gran número de consumidores de drogas que tiene y el reporte anual sobre drogas de la Naciones Unidas, aún cuando intenta mostrarse optimista, revela que el supuesto problema de las drogas es en realidad incontrolable.
Por otra parte, legalizar las drogas ocasionará, ipso facto, la desaparición del narcotráfico y de la corrupción que éste genera, al evaporar los incentivos económicos para la existencia de un mercado negro. La disminución del precio del estupefaciente sería razón suficiente para que el mercado se equilibre en un número pequeño de productores. La regulación del nuevo mercado ayudaría a no permitir que dicha disminución del precio se traduzca en un incremento del consumo (además esto es poco probable de todas maneras, como argumentamos por el hecho de que la demanda es inelástica). La lucha contra el narcotráfico se ganaría de manera pacífica, y la policía y los militares podrían ocuparse de otros hechos delictivos, sin el terrible incentivo a la corrupción que un mercado de 25 mil millones de dólares al año produce.
El otro argumento es un poco controversial, y admito que está sujeto a debate como toda proposición de naturaleza normativa. Pero de todas maneras lo voy a esgrimir porque soy fundamentalmente un libertario. La prohibición reduce los derechos ciudadanos. ¿Porqué tendría el Estado que cohersionarme a no hacer algo que deseo hacer? De hecho, si la izquierda mexicana fuese consistente con su propio código de valores, tendría dificultades para desechar este argumento, finalmente se encuentran apoyando tan enfáticamente el derecho a la elección, incluso cuando ésta suponga un asesinato: por ejemplo en el caso del derecho al aborto. Aquí el valor es mucho menos importante, pues no supone la pérdida de una vida. Y sin embargo, el derecho es fundamentalmente el mismo: la posición que el individuo adopta frente al Estado, y como ésta debe definirse en base a libertades claras irreductibles cuando se refieren a decisiones que afectan únicamente al individuo. La libertad de elegir es fundamental no solo en cualquier sistema de mercados sino para la organización de un estado funcional y sostenible secularmente.
Éste desde luego es un post en un blog, y podría muy bien escribir un artículo académico apropiado para su difusión en la comunidad científica, pero dicho artículo, además de ser más largo, aburrido y lleno de citas de libros y otras decenas de artículos no harían sino ampliar las ideas fundamentales que he vertido aquí. Me encuentro abierto al debate, y cualquier comentario es bienvenido.
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Durante los últimos días hemos comenzado a percibir signos alentadores de la incipiente recuperación en la economía norteamericana:
1. Un incremento en la adquisición de bienes raíces
2. Un consumo en los EE.UU. sorprendentemente saludable
3. Números positivos (es decir, mayores a cero, ¡lo que ya es una ganancia en la coyuntura!) en las ganancias trimestrales de compañías financieras, notablemente Goldman Sachs.
4. Un discurso incrementalmente optimista de las autoridades económicas.
Todas estas son consecuencias de hechos económicos concretos: El anuncio por parte del Tesoro Norteamericano del TAP, y un manejo sorpresivo de la política monetaria por parte de la FED.
No me cabe duda que la recuperación viene en camino. Sin embargo, como todo buen economista (Recuérdese que la economía es la “ciencia maldita”) no dejo de preocuparme:
1. El incremento de la venta de casas en los EE.UU. ha sido mayoritariamente en el mercado de los Foreclosures. Todo alumno de economía básica sabe que una reducción en el precio genera un incremento de la demanda. Esta demanda no tiene porque, necesariamente, estar ligada a una mejora estructural de los mercados de activos inmobiliarios.
2. Las cifras de consumo en los Estados Unidos concuerdan sorprendentemente con el timing en que el servicio de impuestos internos ha emitido los retornos de impuestos más alto de los últimos años.
3. Como correspondencia a los buenos números que demuestran ciertas compañías en el sector financiero, empresas del sector real de la economía se encuentran en dificultades. En el sector automotriz baste citar el riesgo de insolvencia para General Motors y Chrysler.
4. Bernanke se encuentra indudablemente orgulloso de su propio manejo monetario. Durante la actual coyuntura ha encontrado razones poderosas para argumentar a favor de un incremento en su hoja de balance. Además, ha llevado a la práctica una política de recompra de papeles gubernamentales de largo plazo. En otras palabras, ha monetizado deuda gubernamental. ¿Aun suena confuso? Esto deberá dejarlo claro: ha apretado el interruptor de la imprenta, ¡Se ha puesto a imprimir dólares!
Desde un punto de vista a más largo plazo, mi preocupación se encuentra más relacionada con la capacidad que demuestren las autoridades económicas para retroceder sus políticas expansivas. Como cualquier familia sabe, es más fácil gastar más, que posteriormente reducir el nivel de vida al que uno ya se acostumbró. En el futuro, la política fiscal norteamericana deberá enfocarse a reducir el tremendo nivel de deuda que a mediano y largo plazo ha contraído. Por otra parte, la política monetaria deberá así mismo reducir sus excesos: deberá retirar de manera ordenada la liquidez excesiva que ha inyectado al mercado. Ambas tareas probarán ser extremadamente difíciles de implementar.
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Después de varios días de analizarlo, recién ahora me encuentro escribiendo mi opinión en torno al llamado Toxic Asset Plan (TAP) o Public-Private Investment Programme. Se trata de una combinación de capitales privados y públicos que busca inyectar alrededor de 1 trillón de dólares (1 billón para nosotros en América Latina) para eliminar activos financieros conformados por préstamos subprime, principalmente hipotecas, actualmente. En términos simples, a través del TAP, los bancos pueden sí así lo desean poner a subasta activos que deseen vender, mientras que la FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation) determina el monto de financiamiento requerido por activo, el inversionista privado interesado debe garantizar que cuenta con los fondos, sin embargo el gobierno provee alrededor del 90% de dicho valor dejando el restante en capital del cual el inversionista privado pondrá sólo el 50% ya que el restante será financiado por el gobierno. El inversionista está obligado a restituir el financiamiento del gobierno solamente si el activo paga el valor nominal. Siguiendo el ejemplo que presentó Geithner cuando presentó el plan (ver el gráfico, cortesía de The Financial Times):
Se subasta un activo con un valor nominal de 100. Después de una subasta, se llega a un precio de 84 USD. El inversionista privado contribuye con dichos 84 USD para comprar el activo.
El Treasury garantiza 72 USD de financiamiento, dejando 12 en capital.
Después, The Treasury pone la mitad de esos 12, dejando al inversionista con sólo 6 USD por invertir efectivamente.
En esencia, el gobierno de Obama está introduciendo un mecanismo para facilitar el intercambio de recursos y no sólo usar el gasto público y la impresión de billetes. Creo que el talón de aquiles del TAP podría ser el escaso monto que podía llegar a financiar. ¿Escaso cerca de un trillón de dólares? La verdad es que en estos momentos nadie sabe en realidad a cuanto asciende el monto total de los activos tóxicos, pero tenemos indicadores para intuir que puede ser MUY alto (quizá incluso más de 7 trillones, dependiendo de muchos factores) Además, la participación es voluntaria y depende se la psique de los inversionistas: si estos detectan que “algo malo” podría estar pasando, pueden elegir no participar. Un decremento incluso marginal de la participación de los inversionistas puede traer grandes consecuencias, dado el valor multiplicador de la participación de los inversionistas privados. En verdad, mi única preocupación es los fondos destinados al rescate sean limitados.
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¡No vaya a creerse que he olvidado mis raíces! Soy fundamentalmente un economista y también utilizaré este blog para comunicar ideas económicas. La siguiente es la idea seminal para escribir un paper sobre el grado de devaluación que alcanzará el dólar. En realidad esta idea data de 1999, cuando el dólar estaba más caro que el Euro. ¡Si lo hubiera publicado en esos momentos ahora sería famoso! Pues el comportamiento subsecuente del dólar siguió específicamente la pauta adelantada por este modelo. La idea aun es aplicable ahora, creo, tanto para averiguar los efectos de una cuenta corriente deficitaria aun cuantiosa en los EE.UU. (¡Ojo que estoy pronosticando una depreciación del dólar!) como para otras monedas con situaciones de sobre apreciación, como el Yuan.
Para propósitos analíticos, podemos utilizar una adaptación de un modelo de optimización intertemporal de los agentes económicos que obtienen utilidad a través del consumo de bienes transables, Ct, y de no transables, Cn. La función de utilidad más general que podríamos emplear es una CES, de manera que el problema formal sería:
En donde q es la elasticidad precio, y P denota al precio de los no transables en términos de los transables, (Pn/Pt). En primera instancia, podemos asumir flexibilidad perfecta en precios y salarios domésticos. Además, consideramos exógena la producción Yt y Yn. Por lo tanto, el consumo de bienes no transables debe corresponder a la producción doméstica mientras que el consumo de transables puede variar, lo que quedará reflejado en la cuenta corriente como déficit o superávit, según sea el caso. Las condiciones de primer orden vienen dadas por:
Resolviendo para la inversa del tipo de cambio real, tenemos:
Ahora, sin embargo, al buscar el índice de precios al consumidor verdadera, debemos definir el mínimo valor de Z para comprar una unidad de un bien compuesto por transable y no transable, es decir, buscamos:
Dado esto, el valor mínimo viene dado por:
Por lo tanto, para valorar el efecto de una reducción en el déficit de cuenta corriente, requerimos primero (Ct/Yn) y un estimado de q, para hallar P y después sustituir en P*.
Definiendo Y como PIB y D el monto de deuda externa, medidos en unidades del bien transable, y r la tasa de interés, entonces podemos definir el ratio de cuenta corriente a producto como:
Sí, por ejemplo, Yt/Y = 25%, rD/Y = 0.8% (r de 4% por D/Y de 20%) y q de 1 en el corto plazo, obtenemos un Ct/Y de 0.286, lo que con Yn/Y de 0.75% nos da un Ct/Yn de 0.381333. Para el caso en el que el déficit ha sido corregido, obtenemos un Ct/Yn de 0.3226, es decir, el consumo del bien transable debe caer aprox. Un 15.4%. Como Yn es constante, esto equivale igualmente a la caida en P.
Utilizando los mismos datos (q de 1 y g de 0.25), podemos calcular la caída en el índice de precios, P*, de alrededor de un 12%
Guideline: Para la situación con déficit y con déficit cero
De acuerdo a la preocupación inflacionaria del BC, se calcula el monto de la devaluación resultante.
Finalmente, revisemos a Kant. Para él, ni la experiencia ni la razón por sí solas pueden generar conocimiento. La razón provee tan solo contenido sin forma, la experiencia forma sin contenido. Únicamente sintetizando ambas es posible el conocimiento. Por lo mismo, no hay conocimiento que lleve impregnada las marcas de la razón y experiencia, simultáneamente. Éste conocimiento es genuino y objetivo.
Esto implica, sin embargo, que es imposible conocer el mundo "cómo es en sí", independiente del punto de vista. La idea de una concepción absoluta del objeto del conocimiento es absurda, de acuerdo a Kant, dado que sólo éste (el objeto del conocimiento) se genera únicamente empleando conceptos de los cuales cada elemento de significación ha sido refinado. Porque aunque puedo conocer al universo independientemente de mi weltanschauung lo que sé, el mundo de las apariencias, contiene la marca indeleble de dicho punto de vista. Los objetos no dependen de mi percepción para existir, pero su naturaleza es determinada por el hecho de que pueden ser percibidos. Los objetos no son mónadas "leibnizianas", accesibles únicamente a través de la razón imparcial. Pero tampoco puras impresiones "humeanas", producidas por mi experiencia. Son objetivas, pero su carácter está dado a partir del Weltanschauung a través del cual fueron conocidas. Ésta argumentación es llamado la "experiencia posible", con la cual Kant trata de demostrar que, en rigor, la idea de la experiencia ya trae consigo la referencia objetivo que Hume negaba. La experiencia contiene dentro de sí misma las características de espacio, tiempo y causalidad. Por lo tanto, al describir mi experiencia me estoy refiriendo ya a una perspectiva ordenada de un mundo independiente a mí. Éste nueva concepción de objetividad es llamada por Kant el Idealismo Trascendental. Ese sería mi resumen.
Ahora, en términos un poquito más técnicos, aunque nunca tan técnicos como lo haría un filósofo profesional, hay que decir que para poder llegar a este nuevo concepto, Kant analiza el conocimiento a priori. Sabemos que dentro de las proposiciones verdaderas, algunas son verdad independiente de la experiencia, y continúan siendo ciertas aun cuando la experiencia sea diferente. Éstas son las llamadas verdades a priori. Otras deben su verdad a la experiencia, y pueden ser falsas si acaso la experiencia fuese diferente, y son llamadas verdades a posteriori. Kant argumentaba que las verdades a priori son de dos tipos: (1) Analíticas, y (2) Sintéticas. OK aquí va una advertencia. Este es uno de los puntos en donde mi entendimiento de Kant flaquea, y soy honesto al decirlo, así que el siguiente párrafo tómenlo con precaución, y es que la verdad seguir a Kant a cabalidad está cañón, y pues lo haría si quisiera pero siendo economista comprendo que tengo mejores cosas que hacer que pegarme de topes contra la pared cada vez que no comprenda un tecnicismo en filosofía, en física o en otra ciencia que no sean las matemáticas, la estadística y la economía, que son mi fuerte. Pero en general, siempre hablaré cosas que sé que son correctas, aunque sean pocas las cosas que diga. Pero en donde no sepa bien a bien, y para no quedarme callado, les aventuraré mi idea, mi entendimiento sobre el tema (que concedo, puede ser limitado porque no soy profesional en cada uno de los campos sobre los que escribo) Pero en general pueden siempre tenerme confianza, ya que nunca echaré mentiras, y cuando lo haga quizá debido a mi limitada comprensión, se los diré honestamente. En todo caso, la idea previa sobre el Idealismo Trascendental que aventuré en el párrafo anterior es correcta, de eso estoy seguro. En fin, que lo que yo entiendo en este punto de nuestro análisis es que tanto empiricistas como racionalistas creían que ambas verdades correspondían, es decir, que todo conocimiento a priori es analítico, y todo conocimiento a posteriori es sintético. La idea genial de Kant es decir que no, que no tienen que corresponderse, y que un conocimiento a priori puede ser tanto analítico como sintético, lo mismo que el conocimiento a posteriori. Para los empiricistas no puede existir conocimiento sintético a priori, pues las verdades sintéticas pueden ser conocidas tan sólo a través de la experiencia.
La postura empiricista moderna ha sido tomada por los positivistas lógicos, o el "círculo de Vienna" que arguyen justamente que todas las verdades a priori son analíticas, y por ello llegan a la conclusión de que toda proposición metafísica carece de significado, dado que por su naturaleza misma no puede ser ni analítica ni a posteriori. ¡Ningún proposición metafísica puede ser verdadera! De acuerdo a esta concepción, toda la metafísica es una jalada mental. Esto será importante en el cierre del ensayo, en donde discutiré las críticas a la Teoría M en física.
En fin, ya era aparente para Kant que el empiricismo negaba la posibilidad de la metafísica. Y sin embargo la metafísica es necesaria para proveer bases al conocimiento objetivo. Así que la pregunta primordial de la filosofía se transformó a, ¿Cómo es posible la existencia de conocimiento sintético a priori? O quizá menos complejo, ¿Cómo puedo conocer el universo a través de pensamiento puro, sin tener que recurrir a la experiencia? Para Kant, no podía existir ninguna explicación al conocimiento a priori que separase al objeto conocido de la perspectiva de aquel que lo percibe. Por lo que la crítica de Kant está dirigida al Racionalismo puro, a la creencia de que la Razón Pura puede generar conocimiento sin hacer referencia a la experiencia.
De alguna manera. Kant rescata a la metafísica al no dudar de la existencia del conocimiento sintético a priori, aquél que conocemos por pura razón, como las matemáticas, a las que conocemos sin analizar el significado de los términos matemáticos. Sin embargo, otros ejemplos de conocimiento sintético a priori son mucho más difíciles de defender (preguntas famosas como la veracidad o no de: "Cada evento tiene una causa", o "Todos los objetos descubribles se encuentran en el tiempo y el espacio") Todas estas preguntas tienen un componente de universalidad, y no parecen recurrir a la experiencia. Pero, como dijimos, la Verdad para Kant debe tanto ser universal, comprender la razón, cómo recurrir a la experiencia. Por lo tanto, el problema de la objetividad y el problema del conocimiento sintético a priori están ligados permanentemente. Baste cerrar diciendo que el sistema propuesto de Kant proponía solucionar estos problemas que ponían en jaque al sistema de Hume, para poder rescatar el rol fundamental que Kant otorgaba tanto a la experiencia como a la razón.
¡Ufff! Casi sin recursos mentales llegamos al cierre. Y todo esto, ¿Qué tiene que ver con las cuerdas, las supercuerdas, los bosones, los fermiones, las dimensiones extra, y los universos múltiples y paralelos? Pues como hemos aventurado, las implicaciones de la Teoría M en física son verdaderamente mindblowing. Entiendo que no analicé completamente a la teoría M. No se preocupe, estupefacto lector, que en las semanas venideras haré un análisis completísimo de cada uno de los elementos fundamentales no solo de teoría M, sino que también de física clásica, relatividad especial y general, mecánica cuántica, la teoría estándar, teoría de cuerdas y finalmente de Teoría M. Me comprometo entonces a por lo menos 5 ensayos más, para cerrar el tema de la física y entrarle a cosas más interesantes como, desde luego, ¡la Economía! Porque en realidad, teoría M es tan ontológica, casi metafísica, que después de comprenderla uno ya conoce el universo, o por lo menos lo que los físicos conocen actualmente del universo, el límite del conocimiento. Aunque si lo pienso mejor, quizá deba escribir todavía más sobre física: cosmología, e implicaciones de Teoría M. En fin, como pueden apreciar, si acaso haya alguien por allí leyendo esto, en realidad escribo de una manera egoísta: para mí, porque disfruto enormemente el conocer. Si acaso hay alguien más allá afuera en esa otra entelequia llamada internet, pues bueno, mucho mejor, les ahorraré unas horas, acaso un par de días, de lectura difícil pero entretenida. En fin, basta de divagar…
Un elemento fundamental de teoría de cuerdas es que el universo es como una melodía gigantesca: se encuentra compuesto no por partículas elementales, sino por pequeñas cuerdas, miles de millones de veces más pequeñas que un átomo que, vibrando de una forma, originan en nuestros instrumentos la percepción de un átomo. Vibrando de otra forma, un electrón, y así hasta conformar todo nuestro universo. El problema fundamental parece ser que estas cuerdas son tan pequeñas que no podemos detectarlas directamente, ni ahora ni nunca en el futuro. Y sin embargo, el ser humano ha creado toda una concepción tan hermosa y consistente en términos matemáticos, con tantas pistas de ser verdadera y de acoplarse a nuestro universo observable, que parecería ser verdad. Aunque en realidad, no lo sabemos.
Todo lo que se ha hecho hasta estos momentos en física de supercuerdas es absolutamente teórico, sin verificación empírica. Es, por así decirlo, una construcción metafísica, pues pretende generar un set de ecuaciones matemáticas para describir todo el universo (ontológica), y pues precisamente, busca unificar las dos verdades fundamentales que ahora conocemos del universo, la mecánica cuántica y la relatividad (metafísica, justamente)
Así que, ¿Quién necesita a Immanuel Kant? Yo, para entretenerme, los filósofos, para seguir con sus jaladas mentales, pero y más trascendentalmente la física para, y miren nada más para qué, para averiguar la significación final y el destino del universo. Si la construcción de Teoría M es puramente metafísica, no hay problema. Habrá que estudiarla desde la pura perspectiva filosófica y matemática. Como dije, la teoría M no ha pasado ninguna, absolutamente ninguna, verificación empírica hasta el momento. Pero, como el pensador más prominente ya aventuraba en el siglo XVIII, la construcción del conocimiento requiere no sólo la verificación empírica, no solo la belleza y pulcritud matemática dada por el análisis objetivo, sino ambas. Hasta el momento, Teoría M es una bella, quizá la más bella, construcción matemática que describe nuestro universo. ¡Y sus implicaciones son escalofriantes! Un día, comentando sobre algunos resultados en torno a las dimensiones extra, mi esposa exclamó… "Esa explicación [del mundo], me da más miedo que las historias de fantasmas" ¡Y no es para menos! Las implicaciones de tener un universo paralelo a milímetros del nuestro, con potencialmente seres inteligentes viviendo aquí, justo donde usted se encuentra tomando un café y viendo televisión, a veces me parece más descabellada que la idea más aventurada y loca de un esquizofrénico. Y sin embargo, las tomamos en serio y las analizamos porque son el resultado de la pesquisa intelectual más fuerte y confiable, de las mentes más brillantes, de nuestra raza humana. Se trata nada menos que de la exquisitez más bella a la que ha llegado el universo mismo, del que formamos parte. El universo, nosotros, pensando sobre sí mismo, sobre su origen y su destino. Y así de fuerte, así de entero y circular como parece, el análisis podría reducirse simplemente a una locura, a una de las potenciales miles explicaciones que una mente enferma podría crear. Toda la teoría de cuerdas, así de bella y consistente, podría ser únicamente eso, una locura. Así que necesita urgentemente, para sobrevivir, de verificación empírica. Necesita a Immanuel Kant.
Carlos Pitta (Gainesville, Fl, Sept 29, 2007)
Aventuré en el ensayo anterior que el objetivo fundamental de Kant al escribir su primera Crítica de la Razón Pura (Existen desde luego la primera edición de la crítica, la segunda edición editada y expandida por Kant mismo, y las subsecuentes críticas: La crítica a la Razón Práctica, que trata sobre moral, la crítica al Juicio Estético, y la crítica al Juicio Teológico) era demostrar que tanto el racionalismo puro como el Empiricismo estaban equivocados. Nada humilde, Kant trató de destruir ambas escuelas y proponer en cambio su propio sistema filosófico. La verdad está cañón entender a Kant, pues es bastante técnico en términos filosóficos, con su análisis lleno de recovecos y neologismos. De hecho él mismo entendió que se pasó de oscuro en intentó reescribir de manera más pedagógica su crítica, en la segunda edición que es la que nosotros leemos generalmente. Yo la leí por vez primera en el glorioso Colegio Preparatorio de Xalapa, hace bastantes años ya, y no la entendí muy bien, pero sí me quedó claro por lo menos la tesis fundamental. Ahora, para entender porqué necesitamos a Immanuel Kant, y en particular porqué la Teoría M en física lo necesita para su sobrevivencia, necesitaremos dejar de postergar la cosa y entrarle directamente al análisis de la Crítica de la Razón Pura.
Vamos por partes. En primer lugar, Leibniz y el racionalismo puro. Leibniz creía que la comprensión contenía dentro de sí ciertos principios innatos, que sabemos son verdaderos y conforman los axiomas a partir de los cuales podemos derivar nuestra comprensión del universo. El tema es que estos principios son ciertos, independientemente de mi particular Weltanschauung o perspectiva, o punto de vista. Pero es innegable que esta Weltanschauung también existe. Estos dos elementos sugieren que la realidad puede distinguirse dicotómicamente entre (1) Substancia y (2) Propiedades (de la substancia). Estos elementos fundamentales del universo son llamados por Leibniz Mónadas, y son independientes, a diferencia de sus propiedades (Por ejemplo, una sustancia puede existir sin que se piense en ella, pero el pensamiento no puede existir sin sustancia). Las mónadas son eternas, y nada las puede destruir, excepto un milagro, y el ejemplo fundamental de ellas es el alma individual, o la substancia pensante. No continuaré con demasiado detalle el análisis entero del racionalismo, para nuestros propósitos es suficiente decir que el sistema Leibniziano puede resumirse en:
El mundo está compuesto por un número infinito de mónadas, cada una de ellas diferente a las otras (La famosa identidad de los indiscernibles). La Weltanschauung es necesaria, entonces, para discernir entre las indiscernibles, para ser capaces de distinguir entre mónadas. Así, la Weltanschauung para cada mónada es simplemente una manera de representar su constitución interna, y no representa al universo en sí. Las propiedades sucesivas de cada mónada corresponden a las propiedades sucesivas de cada una de las otras (esto es técnico, pero está basado en el principio de la Armonía Preestablecida). Esto significa que podemos describir nuestros estados mentales (que producen las propiedades) como percepciones, y el mundo parecerá para cada mónada de la manera particular en que parezca a cada una de las otras. Este sistema es de apariencias, y entre apariencias, y solo aquí cabe hablar de relaciones causales, temporales y espaciales, pues incluso el tiempo y el espacio son propiedades de las mónadas, es decir son creaciones intelectuales, pero no mónadas en sí mismas. Aquí es donde se rescriben relaciones, y principios dinámicos. La física, y otras ciencias, no son sino relaciones entre monadas, permeadas por sus propiedades. Todas estas ideas no generan, entonces, conocimiento acerca del mundo real de las mónadas sino indirectamente, solo en la medida seamos capaces de aceptar que la manera en que las cosas nos parecen lleve consigo el sello metafísico de la manera en que las cosas son. Pero el mundo real (no será la primera vez que nuestro discurso se tornará metafísico) es accesible solo a la razón, pues solo la razón se puede elevar por sobre la Weltanschauung, y solo así podemos percibir las necesidades fundamentales, que son las mismas que las de Dios. Aquí es pertinente una aclaración. Cuando Leibniz habla de "necesidades" se refiere a la relación necesaria entre mónadas para generar dinámicas trascendentales, no para existir, pues las mónadas son eternas e independientes. Es un concepto filosófico más parecido a lo que los econometristas conocemos como causalidad, el fenómeno X causa Y. Así la mónada X causa Y, aunque ambas sean eternas.
En segundo lugar, la visión de Hume, diametralmente opuesta a la de Leibniz. Hume niega la posibilidad de conocimiento a través de la razón, dado que la razón no puede operar sin ideas, y las ideas son adquiridas sólo a través de los sentidos. El contenido de cada pensamiento está dado en última instancia por las experiencias que lo generaron, y ningún conocimiento puede ser establecido como verdad excepto a través de las referencias a las impresiones sensoriales que provee como garantía para su existencia. Más aun, la única experiencia que puede confirmar algo para mí es mi propia experiencia. El testimonio de otros, los registros, los cálculos de otros y sus formulaciones, leyes o hipótesis, apelan a la memoria y a la inducción, y todos éstos apelan a su vez a las experiencias que garantizan su existencia. Mis experiencias son como aparentan, y aparentan como son, y en este mundo lo único que permanece son las apariencias.
Pero al basar todo conocimiento en la experiencia, Hume reduce mi conocimiento del mundo al conocimiento de mi punto de vista. Mi Weltanschauung es la única verdad, aunque existan infinidad de ellas. Toda aserción de objetividad es ilusoria, y espuria. En cuanto a la razón, solo sirve para decirnos algo acerca de la relación de ideas, pero no puede generar ideas. Así, la razón se transforma en la generadora de conocimiento trivial derivado tan solo del significado de las palabras, nunca conllevará al conocimiento de verdades. El escepticismo de Hume fue tan lejos como para dudar de la existencia del ser, la misma entidad que proveía el modelo para las mónadas de Leibniz, diciendo que ni existe un objeto percibible que lleve ese nombre, ni existe alguna experiencia que pueda generar la idea del ser. Desde luego, mi propia Weltanschauung me dice que un escepticismo tan extremo es intolerable, pues no seríamos capaces de entender el universo.
Un breve resumen del resumen, antes de continuar con el discurso de Kant. Para Leibniz, el mundo existe, y es objetivo, y podemos general una visión objetiva de él a través del ejercicio de la razón, sin necesidad de recurrir a la experiencia, esto es, independientemente de la Weltanschauung particular del analista. Para Hume, ningún conocimiento objetivo es conseguible. El mismo universo puede no existir, pues no hay garantía de la existencia del propio ser. Existe, a lo más, diversas Weltanschauung cada una de las cuales es verdadera, de acuerdo a sus premisas. No comparto este punto de vista y me pregunto ¿Qué diría Hume, en un ejercicio mental, de la existencia de un ser omnipresente y omnisciente que fuera capaz de experimentar todas las experiencias posibles, de comprimir toda posible Weltanschauung en una omniweltanschauung totalmente abarcadora? ¿Podría uno aun así dudar de la existencia del ser? En términos de física, y de las ciencias en general, para Leibniz es posible crear una ciencia que represente al universo de manera completamente teórica, con el puro uso de la razón, sin requerir incluso de la validación empírica. Para Hume, toda ciencia debe ser experimental y las construcciones teóricas, aunque no son desestimables per se, son si acaso súbditas de la verdad relativa que sea construida a través de la experimentación, y serán verdades relativas sólo hasta el momento en que nueva evidencia empírica compruebe o rechace la teoría, a favor o en contra de ella. En el siguiente y final ensayo analizaré el sistema de Kant, y cerraré puntos sobre sus implicaciones para las ciencias y, en particular, para la comprensión del universo que se desprende de la Teoría M en física teórica.
© Carlos Raul Pitta Arcos Actualizado en Abril de 2009
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